Sobre todo en las civilizaciones mesoamericanas era una entidad ctónica relacionada con las fuerzas de la Luna y los secretos ocultos de la tierra; por esta razón se le adjudicó en ocasiones el papel de guía de las ánimas.
El crepúsculo vespertino se interpreta a veces como el Sol devorado por las fauces de un jaguar gigantesco.
Con frecuencia se le contrapone simbólicamente al águila, animal de identificación celeste y solar.
Concepto relacionado con las culturas americanas originarias.