NOSTRADAMUS

Miguel de Nostradamus (1503-1566) Vidente, astrólogo y hermetista francés. Miguel de Notre-Dame, universalmente conocido como Nostradamus, fue uno de los espíritus más sorprendentes de su tiempo; y hoy, más de cuatro siglos después de su muerte, los aciertos de sus profecías cumplidas siguen llevando a una legión de lectores a buscar en su obra nuevas previsiones.

Nacido en la población francesa de St. Rémy de Provence, fue hijo de un notario judío. Convertido más tarde al catolicismo, empezó a estudiar medicina en la afamada universidad de Montpellier en la que debió concluir sus estudios, aunque poco se sabe de esta etapa de su vida. No obstante, se afirma que gracias a sus conocimientos médicos hizo desaparecer una epidemia que asolaba el sur de Francia. Para ello no dudó en interrumpir sus estudios e ir, de ciudad en ciudad, realizando curaciones aparentemente asombrosas. El joven Nostradamus debía de estar inmunizado contra la enfermedad, y la ayuda que prestó a aquellas pobres gentes le valió el reconocimiento de los ciudadanos de Aix, que le hicieron un generoso donativo. Un donativo que él repartió entre los huérfanos y gentes necesitadas, lo que debió acrecentar su prestigio de buena persona. De Montpellier pasó a Lyon, y de esta ciudad a Salon-de-Provence, en donde vivió muchos años. Nostradamus fue un viajero infatigable que, además de interesarse por la medicina, se preocupó en incrementar sus conocimientos sobre astrología y ciencias ocultas. Se afirmaba que también había logrado convocar con éxito a los espíritus. Pero, sobre todo, fue un hombre de bien.

En 1555 se publicó la obra que habría de hacerle universalmente famoso, Las Centuria'. Es una texto escrito en un estilo críptico y difícilmente inteligible, que no permite aclarar muchos de los acontecimientos que en él se vaticinan. Debido a esta característica, algunos de los críticos de su tiempo juzgaron su libro como obra propia de un charlatán. No obstante, esa forma enrevesada de exponer los hechos obedecía, muy posiblemente, a un deseo de su autor de no enemistarse con la Iglesia.

Término utilizado en esoterismo, espiritualidad o, en el movimiento rosacruz.