RABELAIS

Francois Rabelais (1494-1553) Médico y escritor francés.

Rabelais es una de las figuras literarias más impresionantes del Renacimiento francés, si bien se le incluye en estas páginas por sus claros indicios de casi seguro adepto a la alquimia y al hermetismo.

Nacido en una pequeña localidad cercana a Tours, la figura de Rabelais muestra unos datos biográficos poco ciertos.

Se sabe, sin embargo, que recibió las órdenes sacerdotales, y que fue monje franciscano en el convento de Puy-SaintMartin, realizando notables estudios de griego y latín.

Rabelais trató de buscar un ambiente más tolerante para sus ideas, cambiándose al convento de los benedictinos de Saint Pierre de Maillezais.

No obstante, poco después de 1527, abandonó la vida conventual para iniciar otra más aventurera.

En 1530 Rabelais se encontraba en Montpellier, en cuya universidad cursó estudios de medicina, alcanzando el título de doctor en 1537. Poseedor de una fama bien ganada de médico y erudito, pasó a Lyon, en cuyo hospital ejerció de médico. Cinco años antes, en 1532, y con su anagrama de Alcofribas Nasier publico su famosa obra Los horribles y espantosos hechos y proezas del muy renombrado Pantagruel, rey de los Dipsodas, hijo del gran gigante Gargantúa, obra que pasaría a la posteridad con el abreviado título de Gargantúa y Pantagruel.

En 1534 aparecía otra obra suya, De la inestimable vida del gran Gargantúa, padre de Pantagruel, a la que todavía habría de seguir un tercer libro. Sus obras fueron muy criticadas y ásperamente censuradas por la Sorbona, lo que le llevó incluso a buscar refugio en la ciudad de Metz. De la última etapa de su vida se sabe muy poco. Al parecer, tras solicitar la absolución pontificia de su apostasía fue nombrado párroco de Meudon.

La imagen estereotipada y falsa de Rabelais como un gran bebedor y «bon vivant», que se divulgó después de su muerte, carece de todo fundamento y nada tiene que ver con su indiscutible talla moral e intelectual. Profundo crítico del ambiente que imperaba en su época, es una figura emblemática por lo que tiene de desmesurado y múltiple, al tiempo que muestra conocimientos muy elevados de diversos saberes. Fulcanelli* le menciona repetidamente con gran respeto, aceptando su manifiesta pertenencia a la alquimia*, pues el mismo Rabelais se considera «abstractor de quintaesencias», término que designaba popularmente en la Edad Media a los alquimistas de la época. Por otra parte, en el prólogo de su obra Gargantúa, el autor manifiesta con aceptable claridad que el suyo pertenece a la categoría de los llamados «libros cerrados»; es decir, aquellas obras de índole hermética, que sólo pueden ser comprendidas por los iniciados.

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