FITO AFIATADO

Por Ximena Santa Cruz B. y Jericó Zambrano

Introducción

Fito Paéz: Una vuelta nueva por la música

Las dos facetas expresivas de Fito

El otro Fito

Introducción

De pronto se vinieron todas las luces; hay aturdimiento entre la ahora ya casi desdibujada imagen del Chico de la Tapa y este señor Páez, que lo primero que sueltan sus labios ante la confusión es:

Fito Páez"Qué raro estar en la vida normal y después que me pase esto".

Entre los cazadores de información hay cierta formalidad (fingida), respeto (a medias) por las figuras públicas, por los íconos artísticos, sobre todo si son seres urbanos, seres de ciudad, lugar donde los dioses se confunden con los políticos, los empresarios y los siempre y nunca bien ponderados rock stars.

Porque Fito fue un rock star, pero ahora -y aunque para la mayoría permanezca igual- ya no lo alumbran los reflectores, ahora él brilla por su cuenta y es capaz de transmitir aplomo. Ya no está para compartir proezas de su vida privada, lo de él es que alguien escuche su música y sienta.

Lleno de confianza en sí mismo llegó a Santiago de Chile, para hacer su presentación el 5 de julio pasado, haciendo hincapié en su nueva libertad ante los sellos disqueros, en su capacidad de vivir bajo el único yugo de su libre albedrío, convencido de que la vorágine del "negocio de la música" ya no lo descompensa.

Para los que le han escuchado desde siempre, será fácil reconocer al mismo individuo de una sola línea, sólo que ahora es un triunfador, alguien que igual que en miles de referencias de sus letras, resurge como fénix, muere y vuelve, siempre vuelve, y siempre sale mejor parado de las dificultades. A estas alturas, no sólo lo dice, lo vive y así lo transmite.