MÚSICA Y TERAPIA: EXPERIENCIAS EN CHILE

Por Jorge Mendoza Vester

En el principio la Palabra existía

y la palabra estaba con Dios

y la palabra era Dios.

Ella estaba en el pricipio con Dios.

Todo se hizo por ella

y sin ella no se hizo nada de cuanto existe.

En ella estaba la vida

y la vida era la luz de los hombres

y la luz brilla en las tinieblas.

Evangelio según Juan 1.1.

Con estas expresiones, Juan el discípulo bienamado y el más esotérico de los apóstoles, da inicio a su evangelio. La traducción del texto ha estado sujeta a interpretaciones, pero siempre se ha asociado la palabra al sonido, atribuyéndole capacidad generadora

El sonido siempre está presente en nuestras vidas, desde el primer grito al nacer, hasta la última exhalación en que entregamos la vida

El poder del sonido y sus aplicaciones son bien conocidos desde tiempos inmemoriales, como se señala en más de un artículo de esta edición

Las antiguas prácticas chamánicas de los pueblos de casi todo el planeta dan cuenta de la utilización del sonido y su hermana mayor, la música, como vehículo de trascendencia a la espiritualidad

Expertos conocedores de los efectos del ritmo en el sistema nervioso, en particular de los estados de conciencia, magos y chamanes lo han usado para curar, acceder a estados no ordinarios de conciencia, dañar a sus adversarios y también para el disfrute y gozo en comunidad o en forma individual.

Se dice que las prácticas vudú orientadas a convertir a las personas en zombis, incluyen en parte del ritual, la conexión con la víctima a través del ritmo de un tambor que se hace uno con el de su corazón

En el momento que el tambor se detiene, también lo hace el corazón de la víctima