LA LUZ DEL EMBARAZO

Lic. Diana Wechsler

Introducción
La energía bien centrada
Embarazo y Energía de Centros superiores
Embarazo: Memoria de la percepción
Embarazo: Rol del Hombre

Introducción

"El estado ampliado de conciencia originado en la gestación, abarca no sólo a la mujer, sino también al hombre.

Vivido en plenitud, permite cambios sorprendentes en la estructura energética".

El embarazo es una magnífica oportunidad para el crecimiento. En esos nueve meses una mujer puede hacer cambios sustanciales, los que a veces no se logran en varios años de psicoterapia. Se produce un estado de ampliado de conciencia que dura los nueve meses de gestación y se prolonga cuarenta días después del parto. Por eso, más allá de encarar esta etapa desde el punto de vista psicoprofiláctico y de preparación para la maternidad, resulta importantísimo tener en cuenta el fenómeno de "desestructuración" que se produce, la posibilidad de acceder a un nivel de conciencia diferente, y gracias a él, a una nueva estructuración.

Esto es un correlato de lo que sucede en lo físico: el cuerpo de la embarazada produce una hormona, llamada "relaxina" que ablanda los ligamentos de todas las articulaciones. Sabiéndola aprovechar, esta es una magnífica oportunidad para corregir vicios posturales.

A nivel emocional y psicológico sucede exactamente lo mismo.

La bibliografía clásica sobre el tema en general, propone sacar a la embarazada de ese estado que considera "regresivo" y volverla más "adulta". En realidad, de ese modo se violenta una necesidad de expresar otra dimensión de su ser que quiere salir, manifestarse, buscar nuevos códigos. Una lectura apurada puede llamarla "infantil", pero no olvidemos que los niños tienen una percepción del mundo muy sensible que la educación cercena lentamente. Así como en la educación moderna se busca apoyar la mismidad moderna de la persona y no adaptarlo a un modelo estructurado a priori, en la embarazada se trata de no roturarla como infantil, ni antojadiza, ni susceptible, sino de permitirle que decodifique ésta nueva percepción. Violentando éste aspecto aparecen numerosos desajustes, tanto en el embarazo, como en el postparto; entre ellos, la depresión post- parto.

Desde nuestra perspectiva, nos interesa más la posibilidad de favorecer ese "ablandamiento" de la estructura emocional y psicológica, por lo tanto, de la estructura energética. Eso es precisamente lo que da la posibilidad de estructurarse de otra manera.

Poco después de la concepción se produce un cambio hormonal importantísimo que, a nivel cerebral, activa las áreas vinculadas con la percepción porque se establece un aumento de la actividad eléctrica del hemisferio derecho del cerebro. Esto determina un aumento, sostenido biológicamente, de la intuición, la percepción, el desarrollo de la creatividad... En la embarazada se da naturalmente todo lo que muchas veces se busca con esfuerzo a través de la meditación: un estado ampliado de conciencia (ampliado, no alterado). Sabiéndolo disfrutar, sumergirse en él puede abrir una dimensión sorprendente.

Es una pena que la mayoría de las mujeres tengan sus hijos siendo tan jóvenes, en un momento evolutivo, en el que a veces, no se llega a aprovechar todo lo que el embarazo puede dar. A modo personal, confieso que eso me sucedió en mi primer embarazo: estaba tan preocupada por mi buen estado físico, por mantenerme "vital" y hacer toda la gimnasia del mundo!...

En cambio, la experiencia fue totalmente distinta años después, cuando tuve a mi tercera hija. Para entonces ya hacía meditación y tenía una conciencia muy fuerte de cómo ella se iba formando. La vivencia era impresionante; la experimentaba ahora en forma natural y casi permanente. Era un estado de conexión con la vida. Una especial atención a las hojas de los árboles, la mirada de alguien, la luz... una profunda percepción de toda la vida.

Más intensa aún fue la posibilidad de trabajar como terapeuta estando embarazada: me daba cuenta de todo, captando muchísimo más del otro.

La energía bien centrada