LA TOTALIDAD DE LA VIDA

Biografía:Jiddu Krishnamurti

I La meditación es el vaciado del contenido de la conciencia

Por todo el mundo los seres humanos están siempre buscando la seguridad, tanto la fisiológica como la psicológica. La seguridad física es negada cuando la seguridad psicológica -que en realidad no existe- trata de obtenerse en diversas formas de ilusión y en creencias divisivas, dogmas, sanciones religiosas y así sucesivamente. Cuando existen estas divisiones psicológicas, inevitablemente tiene que haber división física con todos sus conflictos, sus guerras y el sufrimiento, la tragedia y la inhumanidad del hombre hacia el hombre. Adondequiera que uno vaya por el mundo, no importa si en la India, en Europa, Rusia, China o América, los seres humanos son psicológicamente más o menos lo mismo: sufren, son ansiosos, viven en la incertidumbre, en la confusión, a menudo en medio de un gran pesar; son ambiciosos, luchan perpetuamente los unos contra los otros.

Como básicamente, psicológicamente, los seres humanos son iguales, uno puede decir con razón que el mundo es uno mismo y que uno es el mundo. Ese es un hecho absoluto, como podemos verlo cuando lo investigamos en profundidad. Y el contenido de la conciencia humana es todo el movimiento del pensar y el deseo de poder, posición, seguridad, y la persecución del placer -en la que hay temor. El temor y el placer son dos caras de la misma moneda. Sin comprender toda la estructura y naturaleza del placer, que tiene su base en el deseo, uno jamás comprenderá ni vivirá una vida en la que haya amor.

El miedo y la persecución del placer forman parte de la conciencia. Pero, ¿también es parte de la conciencia el amor? Cuando hay miedo, ¿existe el amor? Cuando lo que hay es una mera persecución del placer, ¿hay amor? ¿Es el amor placer y deseo, o no tiene en absoluto nada que ver con el placer y el deseo?

Nuestro cerebro, a través del constante hábito de buscar seguridad, se ha vuelto mecánico; mecánico en el sentido de seguir ciertos patrones definidos, repitiendo eso: patrones una y otra vez. en la rutina diaria. Está, pues, la repetición del placer y la carga del temor; y está la incapacidad de resolverlo. Así, gradualmente, el cerebro, o una parte del cerebro, se ha vuelto repetitiva, mecánica, tanto biológica como psicológicamente; uno está preso en determinados patrones de creencias, dogma:, ideologías -la ideología norteamericana, la ideología rusa, la ideología india y así sucesivamente. Existe la dirección hacia un fin, la persecución de ese fin, y tanto la mente como el cerebro se deterioran.