Kundalini.

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El principio esencial del Yoga es la existencia del Principio Supremo, Brahmán, el que se manifiesta bajo dos aspectos:

Un aspecto positivo, masculino, el Purusha, esencia de todas las cosas, el eterno omnipresente el creador.

Un aspecto negativo, femenino, la Prakriti, la Madre, la Virgen eterna, la sustancia primordial indiferenciada, la Raíz sin raíz, el soporte de toda manifestación.

En ella tres fuerzas (Gunas) desempeñan su papel:

1º una fuerza ascendente (sattva) que es la tendencia a una virtud más perfecta y que, en el hombre, se manifiesta por el egoísmo expresado en la forma de bondad.

2° una fuerza descendente (tamas), de oscuridad, de inercia, de inacción, de mal, de pereza.

3° una fuerza de expansión (rajas) dinámica, de actividad, de impulso, de deseo.

Estos tres Gunas existen, en diferentes dosis, en todo ser humano; sus influencias se ejercen en diversos sentidos y colorean diversamente el mental. Así el "sáttvico" se vincula con un solo aspecto de las cosas, con una sola conclusión, con la

En el pensamiento hindú la actividad formadora divina, el Purusha está siempre en el ser humano pero la conciencia humana no la percibe cuando no está liberada a causa del juego (mâyâ) de la Prakriti que crea la ilusión (necesaria) de la separación y la individualidad.

Los tántricos dan a este aspecto femenino y pasivo el nombre de Shakti, y consideran que este aspecto es a la vez necesario a la creación y obstaculiza el "retorno a Dios"; es la Conciencia del Ser, Conciencia a la vez dinámica y estática.

Los Gunas

La doctrina Hindú , determinó estas fuerzas cósmicas y humanas con el nombre de Gunas, las que son tres: el Sativa Guna, que revela la conciencia, que despierta, que perfecciona la creación; el Tamos Guna, que vela esta conciencia, que es el aspecto pasivo del juego del mundo, y finalmente el elemento que equilibra, el Rajas Guna que equilibra a una y a la otra tendencia.

La tradición Hindú distingue en el hombre tres "envolturas" o "cuerpos": el cuerpo causal (Kâranasharîra o parasharîra como lo llaman los tántricos), el cuerpo sutil (Sukhsohmasharîra), el cuerpo grosero o material (Sthûlasharîra). Estas envolturas encierran la presencia divina, Atman, y surgen, de la transformación de la Prakriti.

El practicante del sexo tántrico aprovecha la estructura de su cuerpo sutil para destilar su energía esencial y alcanzar la Liberación.

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Coordinadores:

Ximena Santa Cruz Bolívar. Psicóloga Universidad de Chile, terapeuta corporal, familiar y de pareja.
Jorge Mendoza Vester. Economista Universidad de Chile, investigador de artes orientales, director revista ecovisiones.