SEXUALIDAD TRANSORGÁSMICA (II parte)

Por Francisco Moreno Téllez

Talleres de Sexualidad Tántrica en Pareja

El reaprovechamiento de la energía sexual

El acto sexual es uno de los momentos en el que se experimenta una gran cantidad de energía, la que luego descargamos a través del orgasmo genital. Esto se acompaña por lo general de una intensa sensación de placer, combinada con sentimientos de amor y de afecto mutuo, lo que permite gozar y profundizar en la relación de pareja.

Sin embargo, ciertos aspectos hacen que una relación vaya decayendo. El uso de la energía sexual, cuando no es aprovechada para fines creativos, produce desgaste físico y psicológico. El envejecimiento está ligado al funcionamiento de los órganos sexuales; cuando éstos han cumplido su vida útil reproductiva, degeneran y dejan de producir las hormonas que dan vida al organismo.

En oriente, los maestros de las tradiciones tántrica y taoísta –que se han preocupado de comprender a fondo los procesos de la energía sexual- plantean que es posible, para un hombre y una mujer, trascender la condición de ser desechables si aprovechan las posibilidades que ofrece el sexo. Se puede "engañar" a la naturaleza –dicen- haciéndola creer que los órganos sexuales siguen siendo útiles. La naturaleza a cambio nos mantiene sanos y lúcidos, y podemos gozar de la sexualidad hasta edad avanzada.

La clave para lo anterior es el reaprovechamiento de la energía sexual, lo que se logra conservando los fluidos liberados durante la relación sexual. El semen, el más importante de ellos, concentra una gran cantidad de nutrientes cuya pérdida al organismo le resulta costoso de reponer. El semen es uno de los productos más refinados y en el cual se concentra la mayor cantidad de energía vital (tanto que es el portador de una nueva vida en la reproducción). Es rico en minerales y proteínas y su composición –con la excepción de los espermios- es similar a la del líquido céfalo-raquídeo. Esto, invita a reflexionar sobre la estrecha relación que hay entre sexo y cerebro. ¿Acaso la pérdida de semen incide en el debilitamiento de las funciones del sistema nervioso central? De esto, la ciencia sabe aún muy poco. Este tipo de preguntas rara vez son planteadas pero abren nuevas ventanas en la comprensión de la sexualidad.

En un nivel más profundo el semen se asocia a la esencia vital del hombre. En la mujer dicha esencia no posee un sustrato físico sino más bien de naturaleza etérica o energética. Esto no significa que las mujeres estén en desventaja sino que por el contrario, superan al hombre en materia sexual. Mientras el hombre pierde energía en cada eyaculación, la mujer permanece lúcida y activa aún después de varios orgasmos. El hombre, por tanto, en vez de intentar someter a la mujer como ha hecho a lo largo de la historia, debe ponerse a su altura. Esto es lo que proponen, el tantra y el taoísmo.

En India, la palabra del sánscrito que designa al semen es bindu, que en otra acepción sirve para denominar el centro del mandala (círculo que representa a la Divinidad entendida como un todo). De esto se desprende que perder semen es –para los místicos tántricos- perder el centro, la conexión con Lo Divino en uno mismo. Con justa razón al semen lo llaman también cuerpo sutil del universo, reconociendo en él sus inherentes cualidades espirituales (insistimos que la mujer también posee un equivalente energético para lo mismo). 1


En el Antiguo Testamento aparece una mención que podría significar que para los israelitas el semen también podría haber tenido un alto valor. En Levítico 15 se condenan las emisiones de semen, incluso para aquel que "yaciere con una mujer".