SEXUALIDAD TRANSORGÁSMICA (I parte)

Por Francisco Moreno Téllez

Éxtasis transorgásmico

Por el contrario el éxtasis transorgásmico constituye un tipo de expansión reversible, ya que se produce lentamente en muchas y pequeñas etapas, donde sólo una porción de la energía se libera como calor; el resto se conserva y permite catalizar otros procesos, psicológicos por ejemplo, de tales como gozo y expansión mística.

Siguiendo con el ejemplo de la energía atómica, el "transorgasmo" sería ahora similar a un reactor nuclear, que va realizando muchas e infinitas mini-reacciones que permiten provocar un placer prolongado y mucho más rico en término de sensaciones y emociones. En vez de alcanzar el clímax de una sola vez y de forma irreversible, el hombre y la mujer pueden experimentar muchos pequeños clímax que sumados proporcionan un inmenso placer y dicha. Pero no se da de forma explosiva sino implosiva, es decir, sintiendo que algo se libera por dentro, sin existir eyaculación ni descarga energética violenta.

Así tenemos que el poder transformador del sexo es muy grande. La energía sexual, es catalizadora de procesos vitales, afectivos y cognitivos. Al aprovechar esta energía en nuestra vida podemos sentirnos más lúcidos e inspirados, con más energía y vitalidad e incluso, más enamorados y atraídos por la pareja. Ese maravilloso poder de lo sexual sobre la conciencia es la clave para entender por qué el amor erótico es la base de comparación para entender el sentimiento religioso o la creación artística.

Por otra parte, la evidencia médica indica que durante la excitación sexual se secretan gran cantidad de endorfinas, hormonas y otras sustancias benéficas para el organismo. No obstante esto depende mucho de la calidad y duración de la experiencia. Si todo ocurre tan rápido que no se le da tiempo al cuerpo ni a la energía para alcanzar su punto exacto, lo más probable es que estas reacciones no se produzcan adecuadamente. Muy distinto es lo que pasa en quienes sí aprenden a controlar la energía. Un coito apresurado es fuente de insatisfacción y sólo produce frustración y desencanto. Y hay que saber de qué se está hablando con "corto" y "apresurado". En general porque el tiempo en que la pareja permanece unida en promedio debiera durar... ¡al menos una hora!, y no los cinco o diez minutos a los que, con suerte, los occidentales estamos acostumbrados

Por otra parte, prolongar la relación contribuye al logro de un tipo de éxtasis, ya que está demostrado que cualquier movimiento rítmico repetitivo induce, si se prolonga lo suficiente, a un estado de trance o de conciencia alterada. Eso se puede ver incluso en el deporte, el baile o la música. Durante la cópula, los movimientos rítmicos y la respiración acompasada contribuyen a lograr dicho "trance amoroso". El placer experimentado –hay que decirlo- resulta con la práctica mil veces más grande que el de la experiencia sexual ordinaria, y tiene la virtud de prevalecer en el tiempo. Por medio del cultivo de la sexualidad transorgásmica, el hombre y la mujer pueden -si así lo desean- abrirse a una nueva conciencia del mundo, similar a lo que ocurre con prácticas como la meditación o el yoga.

(En la segunda parte de este artículo, se explorarán las técnicas relativas al control de la eyaculación y otros puntos relacionados con la práctica)

Bibliografía: