JORGE MENDOZA
Los métodos y prácticas del control de la respiración, como hemos señalado, se han extendido por todas las tradiciones.
En el Islam, los místicos sufi han desarrollado métodos de éxtasis que se apoyan en la entonación de plegarias ritmadas, cantos árabes musicalmente monótonos y en la repetición interminable del nombre de Allah (dhikr) de forma equivalente a la repetición de un mantra de la tradición hindú; esto con el objeto de favorecer la entrada en trance del adepto. En ocasiones estas prácticas son acompañadas de ejercicios corporales como los bailes ejecutados por los derviches danzantes.
Si bien se desconoce el origen de la técnica del control de la respiración dentro de la tradición islámica, está fuera de duda que la recitación del nombre de Dios por los místicos tiene el objeto de detener la respiración incluso durante horas.
Dentro de la tradición cristiana han existido corrientes que han desarrollado y realizado prácticas alquímicas desde tiempos inmemoriales. Por ejemplo los monjes hesicastas de Grecia realizaban un doble ejercicio: la contemplación del ombligo (onfaloscopia) y la repetición indefinida del nombre de Dios. En este ejercicio se debe tratar de descubrir en el ombligo el asiento del corazón, acompañándolo de la invocación señalada según un ritmo respiratorio lo más retardado posible.
Para los gnósticos existe un proceso de iluminación que consiste en efectuar el equivalente a un renacimiento basado en un tipo de respiración, derivado al parecer de una antigua práctica conocida como yoga kriya. En ella el sujeto vivencia en forma directa la experiencia de Dios.
Es particularmente interesante el enfoque gnóstico en el sentido que la alquimia provoca un cambio interno que posibilita el acceso a dimensiones más allá de la realidad cotidiana, que son el anticipo de la vida posterior a la muerte corporal.
La importancia de la respiración como alimento que nutre el alma podemos observarlo en el hecho que en muchas culturas alma y aliento se encuentran emparentados. Por ejemplo, en latín anima significa alma y aliento; en árabe ruth y en hebreo roth significan también alma y aliento y las raíces NFS en árabe y nefesh en hebreo significan aliento o "yo", del mismo modo que en sánscrito tima (respiración) da origen a atman (alma o yo). Y en la lengua de los turanios la raíz tang significa aire, cielo, nubes y nombran también el gran espíritu Tangri
Es sin embargo en las tradiciones del yoga hindú, en particular del tantra yoga y del taoísmo chino donde estos métodos han sido desarrollados de una forma sistemática y han logrado ser conocidos en forma pública con múltiples detalles.