INMORTALIDAD A LA LUZ DE LA ALQUIMIA Y LA BIOQUIMICA II

JORGE MENDOZA

Inmortalidad a la luz de la Alquimia y la Bioquimica

Introducción

Sufismo, cristianismo, gnosticismo

Alquimia Taoísta
(Respiración embrionaria)

Tradición hindú
(Prânàyâma)

Tradición hindú

De acuerdo a las traducciones más reconocidas la expresión yoga proviene de una raíz sánscrita que significa unión. En un sentido más específico el vocablo significa técnica de ascesis o método de meditación.

Todo es sufrimiento para el sabio dice Patanjali y el yoga busca salir de este estado, sin embargo, el sólo conocimiento metafísico, no basta para alcanzar el estado de jivanmukta o liberado en vida, es necesario desarrollarlo por medio de una técnica ascética y un método de contemplación que es lo que el yoga nos propone.

En la civilización hindú el yoga tiene una larga data, al punto que no puede ser precisada la fecha de su origen, el que probablemente es anterior al desarrollo de la cultura vedanta en India, confundiéndose con cultos mucho más antiguos de carácter matrístico.

Es a partir del siglo V antes de nuestra era, que el yoga es magistralmente sistematizado por Patanjali en los conocidos Yoga Sutras.

Para el yoga los cuerpos sutiles (linga sharîra) del ser humano se conectan con el cuerpo material (sthula sharîra) a través del prana que es la energía vital. Para esta cosmovisión, todo ser viviente existe en la medida que el prana está en su cuerpo.

El prana circula en el cuerpo por diversas causas entre las que se mencionan las revoluciones planetarias y la rotación terrestre. Sin embargo, la respiración consciente y dirigida (pranayama) permite hacer circular la energía prana por la red de canales (nadis) a voluntad

El prana circula por el organismo por las nadis, éstas pertenecen al cuerpo sutil y son una vasta red de canales, tubos o arterias luminosas que se distribuyen por todo el cuerpo.

Las nadis, que se cuentan por millares, desembocan en centros reguladores denominados chakras, los cuales pueden ser despertados o activados mediante la estimulación y concentración de energía. De todas las nadis destacan catorce y de estas tres son las principales ya que son los principales conductos pránicos y son los que le permiten al yogui despertar los centros de fuerza o chakras.

Estas tres nadis son: Idâ. Pingalâ y Sushumnâ, esta última y principal asciende desde el punto entre el ano y el escroto hasta la parte superior de la cabeza atravesando los siete chakras principales. Las otras dos, ascienden una a cada lado de sushumnâ en forma de doble hélice rodeando cada chakra, sin perforarlo.

Sushumnâ asciende por el centro de la columna vertebral y en el centro de sushumnâ está brahmanadi que es la nadi por donde asciende kundalini. De acuerdo a esta corriente dentro del yoga, kundalini es representado como una serpiente dormida que se encuentra enroscada en la base de la columna y con su boca cubre brahmanadi. Cuando la serpiente es despertada por las prácticas sexuales y respiratorias, ésta asciende por sushumnâ, despertando cada uno de los chakras y activando los poderes asociados a ellos.

En último término el yogui activa los seis centros principales y posibilita la salida a través del chakra de los mil pétalos o brahmarandhra alcanzando el estado de liberado en vida o jivanmuhkta. En este estado es uno e indiferenciado con el universo y ha alcanzado la liberación suprema, fin último del yoga.

En estos dos artículos hemos recorrido tradiciones de muy diferente origen constatando que en ellas se han desarrollado prácticas de alquimia sexual asociadas a técnicas respiratorias que han tenido la finalidad de buscar la inmortalidad y el acceso a una vida trascendente en armonía con el universo. Hemos visto además, que los descubrimientos recientes de las ciencias biológicas establecen bases sólidas para considerar seriamente las proposiciones de estas tradiciones o, en última instancia la posibilidad de tener una vida más sana y feliz por medio del expediente de incorporar sencillas prácticas en nuestra vida cotidiana.

(Prânàyâma)