MUNDOS TRENZADOS Y RELOJES VIVIENTES

por Enzo Cozzi

El Ciclo del Marani

El Marani realiza un recorrido semanal por el ayllu, dejando ofrendas y haciendo rogativas en nueve w"akas -santuarios- de su ruta, que representan las nueve secciones del cosmos. Otro ejemplo: en la instauración del Marani se realiza la "misa asquicha", donde se disponen nueve k"ipis para nueve lugares sagrados que representan los nueve lugares del ayllu.

Al final quedan, sobre la mesa ceremonial, los nueve k"ipis envueltos en los awayus negros [simbolizando el agua], todos acomodados en su orden geográfico y que conforman así un mapa simbólico del sector de los suyus y millis con sus nueve lugares sagrados. (Van Kessel 1998, 118)

Lo anterior es afín con los nueve sectores del diagrama chino loshu, con los ocho trigramas del diagrama bagua, y con los diez "vástagos celestiales" (días) de su calendario. Igual como en el altiplano, esas cosas hallaron su origen en el entorno geográfico real de China, ancestralmente separado en subdivisiones oscilantes alrededor del número nueve:

El cielo tiene nueve sectores y la tierra nueve provincias. En las tierras altas hay las nueve montañas y en las montañas hay los nueve pasos. En las tierras bajas hay las nueve ciénagas. Vientos hay uno por cada una de las ocho direcciones. (Lüshi Chunqiu, 13/1.2)

¿Qué se concluye de esas afinidades? ¿Cuál es la lógica del tres y del nueve? En respuesta he escogido un texto del I Ching que lo explica muy bien:

Cuando en la antigüedad más temprana Fu Hsi regía el mundo, miró hacia arriba y contempló las imágenes en el cielo; miró hacia abajo y contempló las formas de la tierra. Contempló a las aves y las bestias y su coordinación con sus entornos… así inventó los ocho trigramas, para entrar en conexión con la luz de los dioses y armonizar la situación de todos los seres. (I Ching, "Ta Chuan", II, 2)

La división tripartita de la realidad, proviene de una disposición ecológica del pensamiento, a partir de la interconexión tripartita entre la vida y sus causas, provenientes del cielo y de la tierra.

Con esto presente, el mapa andino se puede graficar como una trenza, cuyas tres hebras es a su vez otra trenza, que también es otra trenza. Tal trenzado representa la complejidad del mapa simbólico y es testimonio del paisaje real: cadenas y cadenas de montañas trenzándose unas con otras. Un trenzado así de sinuoso evoca aguas en movimiento, esa agencia ecológica que gracias a que tiene justamente tres estados, es responsable de la vida y guía del pensamiento, en virtud de su movilidad, capacidad de transformarse y cruzar límites. El agua es la agencia comunicante de los distintos sectores de las divisiones tripartitas del universo andino.

Se trata de un triple culto a la fertilidad que gravita alrededor del Agua que da la Vida. [por ejemplo, en la segunda tríada] el mallku como cuidador y dispensador de las reservas de agua de las montañas; pachamama como arquetipo de los campos y pastizales abundantemente regados, el amaru como principio de la distribución del agua de riego que fertiliza los cultivos. (Van Kessel, 1992, 18)

La ecología simbólica del Marani anticipa y equilibra ritmos y formas de llegada del agua a la comunidad, de modo que no llegue a destiempo ni en exceso. Anticipación y equilibrio se logran mediante técnicas que combinan la observación de signos (astronómicos, zoológicos) para el pronóstico del tiempo, con exorcismo o, convocatoria ritual del agua.

Sin embargo, la tarea del Marani involucra algo más. Para evitar formas nefastas y para convocarla de manera benigna, el Marani debe transformarse en agua emparentándose con ella.