MI VISIÓN DEL TAROT

Jaime Hales

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¿Para Qué Sirve el Tarot?

Las cartas del Tarot son herramientas eficaces, aunque no únicas ni excluyentes, para acceder a una información que está latente en nuestro ser desde que nacemos. Nuestra tarea es desarrollarla.

El Tarot sirve a las personas del mismo modo que una carta de navegación al capitán de un barco. El podrá seguir o no las indicaciones y de acuerdo con eso se verán los resultados. No es un instrumento de adivinación, porque sólo Dios y los seres evolucionados pueden conocer el futuro 3. Las religiones condenan la adivinación, sosteniendo que ello es intervenir en el plan sagrado de Dios. Estoy de acuerdo en que el Tarot no es para adivinar. Un adivino no necesita del Tarot. Soy de quienes creen en la libertad, aun a sabiendas que no todo depende de nuestras decisiones.

Hemos dicho que el Tarot es un Libro de Sabiduría revelado. ¿Por quién?, ¿De qué sabiduría? ¿Cuándo fue revelado y escrito?

Hay quienes sostienen que el Tarot es de creación europea a finales de la Edad Media. Ello, sin embargo, no daría cuenta de lo certero que resulta el Tarot como instrumento de conocimiento profundo de la persona y sus procesos. ¿Es que acaso basta que un grupo de artistas o investigadores creen un instrumento para que éste resulte ser mágico y preciso? No me cabe duda que tras esa presentación pública del Tarot en los finales de Edad Media italiana, hay una larga historia en la que interactúan lo inexplicable con la acción cultural. Por lo demás, ello es lo plenamente humano.

Otros afirman que estamos en presencia de un libro que se remonta a los tiempos de la fundación de las religiones del Egipto antiguo. Se sostienen teorías diferentes, proponiendo incluso que fue entregado por extraterrestres. La sabiduría se hace presente en forma misteriosa, por seres trascendentes que no se limitan a colonizarnos ni a imponernos puntos de vista, sino que nos ofrecen la aproximación libremente optada y la posibilidad de convencernos con argumentos que se relacionan con la integralidad del ser humano terrestre (no sólo la razón formal y las pruebas empíricas).


No olvidemos que la temporalidad es una realidad propiamente humana. Nuestra alma es eterna, pero en la dimensión humana somos sujetos de lo temporal y de los espacios físicos.