CAMINO MÍSTICO DE BLAKE

Blake afirmaba que existen tres medios a través de los cuales el hombre puede hablar con el Paraíso: la poesía, la pintura y la música.

Entregado en cuerpo y alma a las dos primeras, supo escoger con sumo cuidado las palabras adecuadas para que no se rompiese el ritmo ni la cadencia de sus escritos. Su convicción, claramente expresada, de que el mundo de la imaginación es el inundo de la eternidad, inspiró no sólo toda su obra sino que iluminó por entero su vida.

Una vida y una obra que constituyeron todo un singular combate contra la materia.

Entre sus primeros libros poéticos están Cantos de Inocencia y Tiriel, escritos en 1789, en las que a la alborozada despreocupación del primero le siguen las notas dramáticas y la tristeza innegable del segundo.

Pronto se interesó por el hermetismo y la cábala, llegando a conocer posiblemente la obra de Agrippa.

Su interés por el mundo oculto se hizo cada vez más profundo. En una fecha poco precisa, entre 1790 y 1793, concluyó una obra compleja y sorprendente: Las bodas del Cielo y del Infierno

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