Arnaldo de Vilanova

Indice Arnaldo Vilanova

Arnaldo Vilanova el ocultista

Arnaldo Vilanova y la piedra filosofal

Caída en desgracia de Arnaldo Vilanova

Arnaldo Vilanova el sanador del espíritu

La España medieval constituía un crisol de culturas en las que el universo de lo esotérico, de lo mágico y de la Gran Obra no podía encontrarse ausente. Pero la dedicación a estas ciencias conllevaba indiscutibles riesgos. Ya hemos visto lo sucedido al gran Bacon de Inglaterra. Algo similar le iba a suceder a otra gran figura del hermetismo hispano: Arnau o Arnaldo de Vilanova.

La figura del vilanovense se encuentra nimbada de abundan-les incógnitas desde el momento de su nacimiento. Este hombre, nacido aparentemente en Valencia hacia el año 1235, y muerto en mi naufragio en 1314, fue objeto de múltiples estudios e hipótesis que no se ponían de acuerdo ni siquiera sobre su patria. Así, por ejemplo, durante mucho tiempo se creyó que su lugar de nacimiento había sido la localidad francesa de Villeneuve, cercana a Montpellier. Hoy se sabe con certeza que era valenciano.

Arnaldo de Vilanova es el prototipo del sabio esotérico y alquimista, dedicado en gran medida al Arte Real, tanto en su vertiente especulativa como en la operativa. Y fue justamente la dedicación incesante a este arte alquímico lo que, como ya dijimos, habría de causarle muchos quebrantos en su vida.

No es descartable que Arnaldo recibiera su primera instrucción en un convento de dominicos. Más tarde se trasladaría a Barcelona, Montpellier y Nápoles, ciudades en las que residiría no demasiado tiempo, pero en las que ampliaría notablemente sus conocimientos. De estas tres ciudades, Barcelona fue la que más le ensalzó, y en la que gozaba de un bien ganado prestigio como médico.

En estos años escribe varios tratados sobre medicina que habrán de constituir obras clave durante siglos en dicha ciencia. Entre sus remedios figuraban recetas populares que empleaba con indudable éxito, sin descartar amuletos, como la esmeralda, a la que se consideraba desde la más remota antigüedad, y en muy diversas culturas, como el mejor antídoto contra la epilepsia.