Del enfoque individual al enfoque familiar.

Ximena Santa Cruz Bolívar
Psicóloga Universidad de Chile

SANTIAGO DE CHILE
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El paso entre una objetividad sin paréntesis a la con paréntesis o viceversa es emocional y estamos haciéndolo constantemente. Nadie puede decir que no ha operado alguna vez con la objetividad sin paréntesis. Para ayudar a la convivencia y la ciencia resulta altamente útil el permanecer el mayor tiempo posible en la objetividad en paréntesis, aunque todos estamos expuestos a usar más la objetividad sin paréntesis como lo hemos aprendido a través de nuestro bagage cultural.

Es en la objetividad donde se encuentran las ideas de fanatismo político o religioso, las rígidas concepciones de bien y mal, las dictaduras y sus justificaciones, etc... En cambio en la (objetividad) con paréntesis tenemos que consdierar que existen tantos dominios de existencia, tantos dominios de acción, tantos dominios de objeto, como puedan haber según las formas de llevar a cabo la praxis del vivir. Ningún dominio es más válido que otro.(Maturana, 1992).


Maturana especifica que el sistema nervioso es un sistema cerrado. ¿Qué quiere decir con esto? Significa que no entra ninguna información al sistema nervioso, las informaciones no se transmiten. Cada ser vivo posee un dominio de posibilidades de perturbación determinado por su estructura que le permite gatillar o no un cambio. Este gatillaje del cambio tiene que ver con el interjuego o "danza estructural" entre el organismo y su medio. Sin embargo el cambio no depende del exterior, sino de la estructura del sistema nervioso de ese organismo.

Pensemos entonces que como terapeutas y agentes de cambio social no podremos jamás lograr un cambio que no esté dentro del dominio que determina la estructura del sistema. Tampoco podremos determinar hacia dónde o cómo ocurre el cambio. Sólo podemos atribuirnos la posibilidad de generar algún tipo de interacción que se constituya en perturbación para el sistema, esto es que de acuerdo a la estructura del sistema gatillen cabios. Si un sistema está sufriendo o disfuncionando como es el caso de una familia, el generar un sistema terapeútico y gatillar cambios puede resultar beneficioso en tanto que una familia psicosomática pierde su organización como tal y constituye una nueva organización familia. También corremos el riesgo de que una familia o sistema se desorganice y se separe y que sus subsistemas continuen funcionando como lo hacía anteriormente el sistema total, pero sin disfuncionar. En todo caso es importante recalcar que las características del cambio están determinadas por la estructura del sistema y no por el observador o agente de cambio.