EL DIÁLOGO EN LA FAMILIA, BASE DE LA CONFIANZA

Ximena Santa Cruz Bolívar
Psicóloga Universidad de Chile

SANTIAGO DE CHILE
Martín de Zamora 5481- LAS CONDES
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El conversar como una forma de desarrollo conjunto

Es por todos conocida la enorme importancia que tiene para las relaciones con otros la capacidad de escuchar. Existen varios enfoques en educación y terapia que ha destacado el tema y su importancia en el proceso de desarrollo de las personas. En general es necesario señalar que el proceso de comprender al otro desde su perspectiva o comprensión empática (concepto de Carl Rogers) permite que éste se sienta aceptado y respetado, y con ello deposite su confianza en la otra persona, posibilitando un diálogo abierto y franco.

El diálogo abierto y franco permite que se establezcan vínculos estables entre los integrantes de la familia, o los involucrados en el proceso de conversar, y permite entrenar en las personas el valor de la lealtad por el otro. Ello cuando se aprende a través de la relación de confianza y diálogo, a valorar y cuidar al otro en su privacidad tal como el otro lo hace hacia uno. Esto quiere decir que un entrenamiento en el conversar y la entrega de confianza, reporta también el aprendizaje de la lealtad y respeto por el otro en la medida en que se es respetado y se vive la lealtad de parte de la otra persona.

Etimológicamente conversar quiere decir girar juntos y desde esta perspectiva se puede decir que el diálogo y conversación son una forma de crecer juntos o de llevar a cabo un proceso conjunto de cambio y desarrollo. Implica no solo dar y recibir información entre personas sino que además involucra un cambio personal en la medida que el otro permite que se modifiquen las formas de percibir los eventos de la vida cotidiana o los fenómenos sobre los cuales se conversa. Conversar implica a los involucrados permitirse cambiar en alguna medida a nivel de las emociones y pensamientos previos, y ello influirá en la manera de ver las cosas. Esa enorme flexibilidad es la gran riqueza del conversar o "bailar juntos" haciendo un proceso común, que no implica la uniformidad ni igualdad sino una invitación a la diversidad, una invitación a caminar juntos creciendo cada uno con su identidad y procesos propios.

Estos aspectos son muy importantes en el terreno de la educación en el cual se ha tendido a pensar que mientras más el alumno imite a su educador, mejor será el proceso de aprendizaje.

El siguiente texto ilustra la importancia que tiene en la educación y formación el generar en el "aprendiz" (el niño, joven o adulto que quiere aprender) procesos que permitan que él realice sus propios descubrimientos y aprendizajes, más que aprender de las experiencias de los demás o imitar al "maestro" (profesor, padre o adulto guía):

"No me instruyas, vive junto a mí;

tu fracaso es que yo sea idéntico a ti"

(Trozo de Plegaria del Estudiante, H. Maturana, citado en Biología del emocionar y Alba Emoting, S. Bloch y H. Maturana, Dolmen Ediciones, Stgo, 1996)

Esta misma afirmación es válida para la relación padre-hijo o madre-hijo, e implica el proveer a la relación de espacios para interactuar juntos a través del diálogo y la conversación. El conversar no siempre debe ser verbal, ya que el juego también puede ser una forma de diálogo, y también lo son otras formas corporales como el baile, el realizar una actividad deportiva en conjunto y/o el acariciarse tiernamente y expresar corporalmente las emociones por el otro.

Es así como el diálogo y confianza no solo pertenecen a dominio de la expresión verbal y a veces son más efectivas, ya que conectan a las personas a nivel emocional y permiten un vínculo emocional que es básico para que se desarrolle una relación de confianza.

Ximena Santa Cruz Bolívar